Here comes the sun — Layla's Shippers

Irresponsable y temeraria. Esas son las dos palabras con las que la rubia es definida la mayor parte del tiempo. Es como si no tuviera miedo a nada. Sólo tienes que preguntar si se atreve y ella lo hará, independientemente de que ese acto pueda suponer algún riesgo para su integridad física. Definida como "descerebrada" más veces de las necesarias, la cabeza de Layla trabaja a una velocidad completamente diferente. No, no es estúpida, todo lo contrario. Su cerebro trabaja tan rápido que no le da tiempo a filtrar las ideas, así que termina guiándose por impulsos -eso es lo que le contó al médico cuando se cayó del tejado a los quince años y se rompió un brazo y una pierna-. Pero no, no es tonta. Ni muchísimo menos.Siempre ha sido muy espabilada y de mente despierta. Desde muy pequeña era una especie de esponja que absorbía cualquier tipo de conocimiento. Era de las mejores alumnas de su clase, aunque su inquietud siempre le trajo más de un problema. Intenta centrarse en una sola cosa, pero le cuesta mucho esfuerzo. Es poco constante, a no ser que se esté dedicando a algo que le interese de una manera especial.

Divertida, alegre, ruidosa, torpe… Lay es como una niña de tres años que está encerrada dentro del cuerpo de una joven de veinte. Se choca con todo. Se ríe demasiado alto. La mayor parte del tiempo lo dedica a decir tonterías o a reírse por cualquier bobada. Tiene un sentido del humor muy básico, aunque eso no quiere decir que no entienda la ironía o el sarcasmo. Ya hemos dicho que no es estúpida. Comete un millón de errores al día, pero siempre se disculpará, sin dudarlo. Es imposible enfadarse con ella, aunque puede resultar algo molesta debido a su hiperactividad y personalidad escandalosa. Se tropieza con casi todo y, a pesar de ello, es una conductora experimentada que jamás ha tenido un accidente. No, nadie puede explicárselo.

Responsable, a su manera. Layla es capaz de comportarse como una persona adulta, aunque no lo haga la mayor parte del tiempo. Tiene una capacidad de concentración reducida, pero sabe distinguir lo importante de lo que no lo es. Disfruta de estar con sus amigos bailando, bebiendo y pasando el rato sin pensar en los problemas de la vida adulta. Eso sí, si al día siguiente de acudir a una fiesta tiene que estar en clase a las nueve de la mañana, allí estará, puntual como pocas.